Ratas sonriendo.

Bajo la inmundicia de los escombros ¡Escuchen mi clamor! Entre el sonoro rugir rompe huesos y el aroma de la muerte.

Veo ratas, con el hocico abierto, como sonriendo,

sin hambre.

Las bestias empapan la burla, pisan a los que nadie nombra, se apoderan de todo y lo gobiernan todo,

Roen mi vida, roen la vida de otra gente y contagian de malicia;

de pobreza; de apatía;

de corrupción;

salpican la mierda, de las tuberías rotas.

Todos callan.

Silencio sepulcral.

Los ecos también son silenciados con la muerte de mis pasos...

De los que claman justicia...

Intento huir de este laberinto y unas manos cansadas, sin picos, ni palas, descubren mi rostro...

¡Son las manos de mi gente!

19/09/17